Levantarse

Escrito por Roberto Buil – Psicólogo sanitario

“Como podría explicar, sin ver salir el sol, que denso sale”

Robe Iniesta.

Es media mañana y hace bastante rato que me he despertado, llevo un rato pensando en levantarme, pero no es como esas mañanas en las que notaba el contacto de las sabanas en mis piernas, respiraba aire fresco, cambiaba de postura y me regocijaba de la buena suerte de tener la mañana libre y poder remolonear en la cama henchido de placer. Esta vez no. Esta vez las sabanas pesan como plomo, el aire que respiro es denso, espeso, y permanezco inmóvil, encogido y lloro sin saber porque, ni qué hacer.

Si me quedo en la cama como hice antes de ayer, mi mente estará preguntándose si me levanto o no todo el rato, me hablara de lo vago que soy y de que no valgo una mierda y de que tendría que echarle huevos a la vida, hasta que llegue la noche e intente dormir sin éxito. Si me levanto, como ayer, andaré todo el día como si llevase puestos grilletes con una bola de metal atada. Arrastrando los pies con un peso que me impide moverme, que me obliga a andar encorvado, ocultándome de los demás por la vergüenza que supone cumplir con esta condena.

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